Mercado de futuros o criptomonedas: ¿dónde invertir?

Hace ya unos años que es posible invertir en nuevos activos y mercados financieros, impulsados cada vez más por las tecnologías informáticas. Estas nuevas formas de inversión bien merecen un profundo análisis, para comprender hasta qué punto se asemejan o se diferencian de las más tradicionales figuras basadas en activos de referencia o subyacentes, como es el caso del mercado de futuros.

Frente a este tipo de operaciones, nos encontramos con innovadores activos financieros nacidos al calor de la revolución digital. Nos referimos, por ejemplo, a las criptomonedas.

En este artículo, vamos a explicarte en qué consisten y cómo se diferencian ambos instrumentos financieros, para comprender mejor cuál de ellos resulta más adecuado para cada perfil inversor.

¿Qué es el mercado de futuros?

A diferencia del mercado al contado (o spot), donde las operaciones de entrega del bien y los pagos se hacen en el mismo momento, en el de futuros (o forward) el contrato supone un compromiso de entrega del bien más adelante, pero a un precio que se determina ahora.

Los contratos de futuros nacen en el siglo XIX como un modo de mantener estables los precios de las compraventas de materias primas y productos agrícolas, que podían sufrir enormes variaciones y causar incertidumbre en los negocios. Son, en otras palabras, un mecanismo de cobertura de ese riesgo. De hecho, se constituyen como una solución para evitar la volatilidad de los precios que se produce en los mercados al contado.

El origen de los mercados de futuros tal y como los conocemos hoy se remonta al Chicago Board of Trade, creado en 1848, donde se concentraban gran parte de las operaciones con cereales en EE. UU., como maíz, trigo o soja. Después, fueron diversificándose y se pasó a negociar contratos de futuros sobre productos como el oro, la plata, los Bonos del Tesoro o la energía.

¿Cómo funcionan los mercados de futuros?

El funcionamiento de aquellos primeros mercados de futuros era bastante simple: estaban conformados por contratos a plazo entre dos partes, en los que se concretaban unas determinadas condiciones como la calidad, la cantidad y el precio del producto que se entregaría a una fecha futura de vencimiento. Por ejemplo, un contrato de futuros sobre el trigo, a 100 dólares la tonelada y con un vencimiento en mayo de 2022.

Así, tanto el vendedor como el comprador conocen y se aseguran de antemano el precio de la operación. Aunque, respecto a ese precio, pueden darse tres situaciones diferentes cuando llegue el vencimiento:

  • Que se mantenga igual al precio del mercado.
  • Que el precio del mercado sea mayor al pactado en el contrato. Esto otorgaría beneficios al comprador (que puede vender lo recibido al instante y más caro) y pérdidas al vendedor (que lo podría haber vendido más caro).
  • Que el precio del mercado sea menor al pactado en el contrato. Entonces, el vendedor obtendría beneficios (lo está vendiendo por encima del precio actual) y el comprador tendría pérdidas (pues lo podría haber comprado más barato).

De un mecanismo de cobertura a un producto de inversión

Había un claro problema en aquellos primeros mercados de futuros: los frecuentes incumplimientos de las partes en el momento del vencimiento. Por esta razón, se decidió crear una figura intermedia que garantizase las transacciones y su cumplimiento. Surge así la Cámara de Compensación, que es la encargada de cerrar las operaciones y compensar diariamente las diferencias entre el precio pactado y el cotizado.

Cada día, cada parte asume en su cuenta con la Cámara las diferencias a favor y en contra. De este modo, se crea un mercado que permite negociar con todo tipo de activos subyacentes y que se convierte en un vehículo para las inversiones financieras. Admite, además, el arbitraje y la especulación, según las expectativas de subida o bajada del precio del activo subyacente.

Ahora, los mercados de futuros se encuentran completamente organizados y ofrecen importantes ventajas. Se establecen contratos estándar y condiciones de negociación estrictas, lo que permite la compra y venta de estos futuros antes de su vencimiento (deshaciendo las posiciones). Por supuesto, el cumplimiento de esos contratos está garantizado.

Los participantes en los mercados de futuros y sus posiciones

Estos mercados son muy dinámicos y facilitan los equilibrios entre las expectativas de unos y otros, corrigiendo ineficiencias y aportando liquidez. Principalmente, estas características se las debemos a sus participantes, que se pueden agrupar en los siguientes grupos:

  • Los miembros de los mercados: bancos, entidades de inversiones, agentes de bolsa, brokers e intermediarios oficiales.
  • Los que participan con el objetivo de protegerse del riesgo de variaciones en los precios de los productos: lo hacen mediante una cobertura frente a la volatilidad de los precios del activo subyacente y son los que justifican la existencia de estos mercados. Pueden ser productores, exportadores, grandes distribuidores o cooperativas.
  • Clientes profesionales: utilizan estos mercados para proteger sus inversiones y stocks, aprovechando las diferencias de precios de un activo que cotiza en varios mercados a la vez y obteniendo beneficios por esas diferencias en los precios.
  • Clientes particulares: inversores con ánimo especulativo, que compran o venden futuros según sus expectativas alcistas o bajistas, tratando de aprovechar las fluctuaciones de las cotizaciones.

Precisamente para este último grupo de participantes el mercado de futuros es especialmente atractivo, porque la aportación inicial para abrir una posición no es elevada. Aunque sí que debe ser suficiente para asumir las fluctuaciones de los contratos diariamente. Es lo que se conoce como apalancamiento: no es necesario aportar a la cuenta el total del valor del contrato de futuros, sino solo una garantía para atender las variaciones diarias.

Lo normal es que se liquiden los contratos antes de que venzan, lo que tiene un gran efecto multiplicador sobre los beneficios o las pérdidas.

El mercado español de futuros

El Mercado Oficial de Opciones y Futuros Financieros en España (MEFF) es un mercado organizado, regulado y supervisado por la Comisión Nacional del Mercado de Valores (CNMV) y el Ministerio de Economía. En él se negocian los siguientes derivados financieros:

  • Opciones y futuros sobre Bonos del Estado.
  • Opciones y futuros sobre el índice bursátil IBEX-35.
  • Futuros y opciones sobre acciones.

En estos contratos negociados en el MEFF existe una liquidación diaria de las pérdidas y las ganancias. El MEFF calcula los beneficios o las pérdidas de la posición de cada cliente, comparando el precio fijado en el contrato (precio de ejercicio) con el precio de ese día del activo subyacente del contrato. En consecuencia, se abona o se carga el importe en la cuenta del inversor.

En resumidas cuentas, en los mercados de futuros se dan la mano la necesidad de cubrir los riesgos de las fluctuaciones de los precios y la intención especulativa de los inversores, generando transacciones financieras voluminosas pero muy reguladas y supervisadas por las autoridades.

Las criptomonedas: ¿qué son y cómo funcionan?

Con la rápida digitalización de la sociedad, las criptomonedas se han convertido en activos muy atractivos para muchos inversores. Tanto el bitcoin como el ethereum, las dos criptomonedas más conocidas, han atraído a inversores de grandes capitales y también a pequeños ahorradores. Sin embargo, son activos de muy alto riesgo y con una gran volatilidad en su cotización.

Básicamente, una criptomoneda es un activo digital (sin existencia física real) basado en un cifrado criptográfico, que garantiza su titularidad y asegura la integridad de las transacciones, controlando además la creación de unidades adicionales. Es decir, impide que se hagan ‘copias’. Estos activos digitales se almacenan en una especie de cartera digital, aunque es posible imprimir en papel las claves de su cifrado.

Las criptomonedas poseen ciertas características que las diferencian del resto de activos que se negocian en los mercados financieros:

  • No están reguladas ni controladas por ninguna institución, ni pública ni privada.
  • No se necesitan intermediarios para efectuar las transacciones. Se recurre para ello a una base de datos descentralizada, denominada blockchain, que es una especie de registro contable compartido que controla las transacciones.
  • Las criptomonedas no tienen la consideración de medio de pago, ni cuentan con el respaldo de ningún banco central u otras autoridades.
  • No están garantizadas por mecanismos de protección al cliente, como el Fondo de Garantía de Depósitos o el Fondo de Garantía de Inversores.

Como estas monedas no existen físicamente, se recurre a un ‘monedero digital’ de criptomonedas, que tampoco está regulado. En estos monederos digitales o wallets se guardan, envían y reciben las criptomonedas.

Ahí se almacenan las claves que dan la propiedad y el derecho sobre las criptomonedas para operar con ellas. Por eso, la pérdida o el robo de las claves implica perder también las criptomonedas.

¿Cómo se fija el valor de una criptomoneda?

Como en cualquier mercado, el valor de las criptomonedas depende de la oferta y la demanda y del comportamiento de los usuarios. No obstante, en el caso particular de las criptomonedas, este valor se genera sin regulaciones y sin supervisores que impidan su manipulación, como sí ocurre en los mercados regulados de valores. Con frecuencia, los precios se forman rodeados de opacidad, sin información pública que los respalde.

Todas estas razones han llevado al Banco de España y a la CNMV a alertar sobre los riesgos de comprar criptomonedas.

El blockchain y la minería de criptomonedas

Ya hemos comentado que las criptomonedas utilizan un registro contable compartido por todos los usuarios, denominado blockchain. Esta tecnología aporta una seguridad capaz de evitar que el mismo activo digital pueda transferirse más de una vez o falsificarse.

La tecnología blockchain funciona como si fuera un enorme libro de contabilidad donde se registran y almacenan cantidades inimaginables de información. Toda esa información se comparte en la red y se protege hasta el punto de que sus datos no se pueden alterar ni destruir.

En este punto, cobra especial relevancia la minería de criptomonedas. Te hablamos del proceso consistente en validar las operaciones que se llevan a cabo en este mercado de activos digitales. Minar criptomonedas exige resolver con éxito determinados y complejos problemas matemáticos para validar y registrar las transacciones en el blockchain. A cambio, los ‘mineros’ reciben criptomonedas.

El bitcoin y el resto de las criptomonedas

Actualmente se estima que hay más de 7000 criptomonedas en el mercado, todas ellas con características similares al bitcoin, que fue la primera criptomoneda, nacida en el año 2009. Sus creadores se autodenominan Satoshi Nakamoto y diseñaron y crearon el bitcoin con la tecnología blockchain que ellos mismos inventaron.

Ten en cuenta que tanto los bitcoins como cualquier otra criptomoneda son instrumentos muy complejos, que pueden no ser adecuados para inversores sin suficientes conocimientos. Aparte, su precio tiene un enorme componente especulativo que origina grandes riesgos de pérdidas.

Las estafas más habituales en el mercado de las criptomonedas

La falta de regulación de este mercado y la subida de sus precios, entre otros factores, explican el gran número de estafas que existen alrededor de las criptomonedas. Para que te hagas una idea, solo entre octubre de 2020 y mayo de 2021 los estadounidenses perdieron más de 80 millones de dólares en miles de estafas relacionadas con estas inversiones.

Concretamente, las estafas con criptomonedas se producen especialmente con las siguientes argucias delictivas:

  • Esquemas Ponzi, que animan a invertir en empresas inexistentes.
  • Pump and dump, es decir, fomentar la compra a partir de información falsa.
  • Opiniones falsas de personajes famosos.
  • Compraventas ficticias.
  • Aplicaciones piratas o impostoras.
  • Phishing, que es el engaño que lleva a compartir contraseñas o datos bancarios.

En este sentido, recientemente se ha detenido en España a uno de los mayores estafadores europeos de criptomonedas. Según la investigación, el presunto estafador había creado una plataforma de inversiones en criptomonedas en una página web, siguiendo el esquema piramidal Ponzi. Para captar inversores, se daba a conocer a través de foros, programas de radio y eventos deportivos.

Criptomonedas vs. mercado de futuros: ¿qué elegir?

En resumen, aunque las criptomonedas han tenido un crecimiento y un éxito espectacular en los últimos tiempos, son mercados muy volátiles y sin regularizar. Esto da muchos problemas a los inversores y abre la puerta a frecuentes estafas.

Por el contrario, los mercados de futuros están regulados legalmente, poseen una dilatada trayectoria y están supervisados por las autoridades financieras.

Aun así, muchos inversores en busca de oportunidades deciden invertir en criptomonedas. Para estas operaciones es preciso tener conocimientos avanzados, por su complejidad y por sus elevados riesgos. Pero, en relación con las criptomonedas, estos riesgos no siempre se perciben como tal.

¿Acaso te arriesgarías a correr una maratón sin antes prepararte física y mentalmente durante un periodo de tiempo? Probablemente a nadie se le ocurriría, ¿verdad? Entonces, tampoco tomes la errónea decisión de operar con criptomonedas sin la adecuada formación y sin contar con un broker especializado.

BtkSystem: potentes herramientas y formación especializada a tu alcance

A través de NinjaTrader, tienes la posibilidad de operar en el mercado de futuros y también con cualquier tipo de criptomoneda, pero su punto verdaderamente fuerte es precisamente la formación. Y a ello se le suma la garantía de operar con un bróker regularizado.

Se unen, de esta forma, conocimientos especializados y herramientas regularizadas, homologadas y auditadas, que impiden la manipulación del mercado.

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